Cuando alguno de estos sonetos mancharrealeños brotaban del recuerdo y se instalaban junto a la egregia imagen del templo que nos ha visto crecer, la noticia de la marcha hacia palcos celestes de don José Luis Quero me hace recomponer espíritu y lágrima para dejarme llevar no ya por la tristeza de la pérdida sino, además, por el perfume de la historia, por el aroma de las aulas que infundieron, bajo su paso, ese “aprender a vivir” con que los Maestros crecen, crecemos, junto a niños y niñas que se miran en nuestros ojos y nosotros en los suyos.
Cuando
el recuerdo se hace soneto, las palabras se riman acaso por encanto y el
dejarnos llevar por el dulce dolor de la nostalgia de lo vivido se agrupa
milagrosa y metódicamente haciéndose verso, dándose a la luz del adiós.
Marchas
ya, ligero de terrenales pesos,
Hacia
la gran crónica que bien
con
esa bonhomía y saber que nos regalas
Rememorando
de la historia mil sucesos.
Fue
tu pueblo motivo de embelesos
Del
cariño acogido que apuntalas
Con
tu sapiencia ungida por las alas
Del
trabajo bien hecho sin excesos.
En el recuerdo, José Luis, guardamos
Tus
palabras, tu trato ¡gran fortuna!
Pues
tu saber muy dentro atesoramos.
De
esta tierra tu paso rescatamos
Y con
dulce perfume de aceituna
Un
beso en el adiós hoy te enviamos.
Nos
dejaste mil y un estudios, muchas crónicas e infinidad de artículos escritos,
hablados, comentados y entonados con tu incansable trabajo. Y en ellos
descubrimos esa Mancha Real que se asoma a la historia y nos marca el camino.
Dejémonos acariciar por estos clásicos versos de secular factura, que nos
llevan a sobrevolar pequeñas pinceladas de nuestro devenir. Tres imágenes, los
ancestros, el nacimiento y el porvenir, que solo son una foto fija, un retazo
inanimado de los avatares por los que nuestra tierra, nuestro pueblo, Mancha
Real, pasó y que nos hicieron como somos.
En
paleolíticas hornadas fue habitada
Allende
festones de la historia
En el
albor de posterior victoria
La
tierra de Soguero antepasada.
En
broncíneos milenios abarcada
Surgen
sin traba alguna disuasoria
Firmes,
ansiosas de alcanzar la gloria,
Huestes
Romanas rozando la alborada.
Musulmana
tendencia hay en la huella
Que,
en Peñaflor, mudada en alquería,
Tornasolada
brilla cual si fuera estrella.
Béticos,
quizá bajo celeste crucería
Amanecimos
un día sin merma o mella
Siendo
ya para siempre Andalucía.
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No
hubo de enajenar locura
Juana,
la reina castellana,
Cuando
a Carlos propuso firme y llana,
La
Manchuela fundar, gran aventura.
Dando
fin la Reconquista, tarea dura,
Bien
siguió la Manchuela, cuan samaritana,
Defendiendo
caminos, veterana,
En
esas lides de ambición futura.
En
premio a mil desvelos aguerridos
Es
Felipe II quien ¡oh, gran querencia!
De
villa le otorga nombre y recorrido.
Y con
él se intentó la independencia,
Con
el puñado de reales consabido,
De un
Jaén que no aceptó sentencia.
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El soplo
de la crónica, anhelante,
Nos
acerca de un monarca la presencia
Que
para siempre nos dejó en herencia
Un
nuevo nombre de aquí en adelante.
Felipe
IV, en gesto relevante
Renombró
con acierto en una audiencia
A
esta villa de singular cadencia
Siendo
ya Mancha Real en lo restante.
Nos
obliga nuestro regio apellido
A
caminar por los siglos bien altivos
Pues
con él la historia nos ha ungido.
Y al
futuro miramos, raudos, vivos,
Con
los ojos y cuerpos extendidos
Hacia
ese porvenir bien merecido.
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No
podemos dejar en el olvido a Vandelvira y su paso iniciático por nuestro pueblo.
Ese diseño, esos sillares dormidos en la historia, frutos dieron después,
siglos en ristre. Pero aquí guardamos su esencia primigenia, su camino inicial,
su sabio empuje…
Esa fachada
que recorre tu vista
De
Vandelvira da sobrada cuenta
Pues
su mano fiel se representa
En la
iglesia de San Juan Evangelista.
Genial
aporte del genial artista
Pues
es su sobrio toque quien sustenta
La
singular esencia que instrumenta
Su
justo matiz renacentista.
Continuaron
en tiempos posteriores
Ventura
Rodríguez, Juan de Aranda,
López
de Rojas, sus fieles seguidores.
Y el
resultado, como la historia manda,
Grandioso
se presenta, pues creadores
De
tal calibre Mancha Real demanda.
Como
el rumor de la Historia, así, mayusculado, como bien defendería don José Luis
Quero, quizá nos deje el ánimo abrumado, dejemos que otro rumor, el del agua
que corre entre la ropa mezclado con el cántico cómplice de las mujeres que nos
dieron la vida y el futuro, nos llene también de melosa ternura. Próxima parada,
Las Pilas.
Rumor
de mil aguas jabonadas
En el
redil de lavadero presas
remondan
ajuares, mil remesas,
pero
añoran escapar albañaladas.
Ajuares
de olivar, telas ajadas,
Entre
sudor de manos inconfesas
Al agua
regurgitan sus empresas
Entre
manos ateridas y llagadas.
Las
Pilas, recuerdo de mil cantos,
De
confesiones, sueños y rumores.
Quizá
también de reprimidos llantos.
Lavar
atuendos, adecentar olores,
Disimular
cansancios sacrosantos.
Trasiego
de miradas sin rubores.
Y
los elementos rugen luchando por emerger, todos a una. La Tierra hecha historia
fue el primer soplo del verso dedicado. Llegó el Agua en el remanso de la ropa fruncida
en el sudor aceitunero. Y pugna el Fuego por acercarse a iluminar conciencias.
Una llama prende ya la Falla Mancharrealeña. Las pavesas del tiempo nos
sobrevuelan. O quizá hacen que el reloj se detenga y nos espere.
Un
apunte personal: No he olvidado las sabias palabras y el justo consejo de don
José Luis cuando me correspondió el honor de pregonar las fiestas de la Hoguera,
la Falla, de Mancha Real hace unos años. Siempre agradecido a su amable
cercanía.
La
furia contenida de la llama ardiente
En
Falla primigenia se transmuta
Pues
es nuestra tierra quien disfruta
De
esa única hoguera bien presente.
Ese
fuego que acaso nunca miente
Desdibuja
en cenizas impolutas
Actualidades
bufas en corchos y virutas
Cuan
pavesas tornadas en simiente.
Las
manos del artista bien definen
Mascaradas
de agravio redimido
Cual
efigies que al fiero calor gimen.
Y en
su postrer y cálido bramido
Chanza
y reflexión unidas lamen
Esa
herida común que las ha unido.
…………………………………………….
Aun
nos falta asomar mirada y huella a los alrededores de Mancha Real, a esos
parajes, paisajes, senderos, miradores y altozanos desde los que divisar la
naturaleza y encontrarnos, quizá con ese que somos y que no siempre sabemos
hallar en el cotidiano devenir.
La
huella del paisaje se hace ojo
Ante el
paso indemne del camino.
Sendero
adelante, con buen tino
La
Peña del Águila te guiña de reojo.
El
cielo, el universo, azul y rojo,
desde
Almadén cuan buen felino
alcanzar
pudieras pino a pino
si el
esfuerzo te impones con arrojo.
Sierra,
cumbre, nieve coronada
Y del
crepúsculo adicta sierva.
He ahí
la tierra a ti postrada.
Al
fondo una altiva ola ensoñada
Que a
la oliva dormida ya le enerva
pues de
aceituna se sabe ya preñada.
……………………………………………………….
Y,
para terminar, un versito que podría haber salido de uno de los muchos niños y
niñas que pasaron por el aula de don José Luis Quero. Palabras de cariño
infantil, de admiración y de respeto hacia el Maestro que marcó caminos y guio pasos
en la apasionante carrera por saber, aprender, crecer…
Se
nos va nuestro Maestro,
Nos deja
huella aquel “profe”
Que nos
empezó a enseñar
Lo difícil
que es la vida
Si no
aprendes a soñar,
A alcanzar
lo que pretendes,
A criticar,
indagar,
Apurar
condicionantes,
Elucubrar
soluciones,
Investigar
y ser fuertes
A la
hora de asentar
Lo que
íbamos a ser luego
Tras sus
clases, su cariño
Y su
empeño por forjar
A unos
nuevos ciudadanos
Que pudieranse
enfrentar
A los
envites del mundo
Sabiendo siempre parar
Los malos
augurios vanos
Que nos
suelen esperar
A la
esquina de los años
Cuando
miramos atrás.
Don
José Luis, gracias mil
Por ser
siempre aquel Maestro
Que nos
enseñó a vivir.
Nos
vamos dejando al Maestro, al Cronista, al Hombre, bajo la sombra de esa torre vandelviriana
de San Juan Evangelista que rige los minuteros de nuestra historia
mancharrealeña. Que el universo te acoja, te mime y te asigne un aula celeste
con una ventana desde la que puedas seguir viéndonos. Cuídate. Cuídanos.
Imagen: Dibujo de Juan E. Latorre.
Febrero
2022. (Publicado en DIARIO JAÉN el 20 de febrero de 2022)
Bonito homenaje póstumo a mi querido Maestro.
ResponderEliminarTuvo la fortuna de ser reconocido en vida y poder disfrutar de la dicha de ser querido y respetado por todo el pueblo de Mancha Real.
Un beso al cielo . D.E.P.
MAESTRO