domingo, 2 de marzo de 2025

Godspell & Superstar. Musicales en el recuerdo.

 Godspell & Superstar. Seguro que os suenan ambos musicales tanto en los escenarios como en las pantallas. Curiosamente ambos me traen muy buenos recuerdos envueltos en el trajín de un viaje de fin de COU en tiempos ya muy pretéritos. Dedico, con todo el cariño de tanto compartido, está remembranza a mis compañeros y compañeras de la XVII promoción marista de Jaén que, por cierto, estamos a punto de celebrar los 50 años, Bodas de Oro, de nuestro paso por el Colegio.

Os dejo el texto que apareció ayer en las páginas de DIARIO JAÉN.



GOSPELL & SUPERSTAR.
Corre ahora, en gira, el musical Godspell de la mano de Antonio Banderas y Emilio Aragón. No parece que sea Jaén una de las plazas en las que esté prevista su actuación, pero, echando mano de la memoria “escolar” resulta que en un festival de fin de curso en nuestro Colegio Marista sí que pudimos disfrutarlo los intrépidos alumnos -y, por primera vez, alumnas- del momento en que la década de los setenta llegaba a su “intermedio”. En mitad de la bruma del recuerdo veo de nuevo a Juan del Arco entonando las canciones de esa especie de manifiesto hippie en aras de un Dios al que tratar de tú a tú como compañero de aventuras. Ese “Id preparando el camino al Señor”, entonces “Prepare ye the way of the Lord” vuelve una y otra vez a mis oídos y retomo las mil y una ocasiones en que la casete con la Banda sonora original del estreno en el Off-Broadway o en Londres -ya no estoy seguro- pasó por aquel reproductor “en bandolera” que me permitía asomarme a escenarios solo soñados. Esa cinta, adquirida en un recordado viaje de fin de curso, allende COU, me ha acompañado hasta que los soportes magnéticos dejaron de existir. De vez en cuando, y más ahora que vuelve a estar vigente, busco en YouTube las canciones y las imágenes de Godspell mientras me doy cuenta de que recuerdo las letras incluso en aquel inglés chapurreado que apenas mejoró con los años… “Day by day, Oh Dear Lord, three things I pray to see thee more clearly” Y sí, día tras día, ese “lord” era, incluso sin especial sentimiento religioso al uso, “the light of the world” y había que cantarle/pedirle con especial énfasis que nos salvase aun sin saber bien de qué o de quiénes. “When wilt thou save the people? Not kings and lords, but nations, not thrones and crowns, but men…” Cosas de una edad casi olvidada en el curso nebuloso del universo.
Al poco tiempo, ya en el tranquilo respiro frente al televisor, Godspell se hizo pantalla y ese espíritu de libertad mojada por los parques se transmutó en algarabía, más si cabe. Una película en la que, con sorpresa, descubres que todo tiene que ver con el Evangelio de Mateo, pero revestido de una pátina neoyorkina y un vestuario de clown circense. Seguían corriendo los años 70 y que el actor que interpretaba a Juan el Bautista también se enfundara del papel de Judas no era especialmente llamativo por aquel entonces. Ahora las imágenes se hacen “carne” mientras suena de nuevo la B.S.O. y renacen las liras en los sauces “On the willows, there We hung up our lyres” mientras soñamos -y sabemos- que somos capaces de todo lo que nos proponemos: “We're not afraid of voicing All the things We're dreaming of hh, high and low, and everywhere we go we can build a beautiful city. Yes we can”.
Pero aquel viaje nos guardaba todavía otra sorpresa, y esta con todos los lujos posibles, pantalla super TODD-AO, sonido “superestereofónico” y esa inquietud de asistir a la proyección de una película en cierto modo -y para aquel momento- maldita y merecedora de billete para el infierno. Pero ante la sugerencia de nuestro insigne “Hermano Ignacio” allí que nos fuimos algunos en comandilla con tan mala suerte que solo quedaban entradas en la primera fila. Era el Palafox, creo recordar, y semejante pantalla curva gigantesca, que parecía envolverte, vista con el cuello en 90 grados y apoyado en la parte superior de la butaca ya fue en sí misma un espectáculo inolvidable. Y, en efecto, la proyección transcurrió con nuestra atención yendo de izquierda a derecha y viceversa mientras las arenas del desierto parecían salpicarnos y las lanzas de la soldadesca se dirían a punto de atravesarnos. Una experiencia que nunca se ha vuelto a repetir.
La banda sonora, al igual que la de Godspell acabó en la mochila para su posterior y calmado disfrute. Esta vez en un coqueto estuche con dos casetes y un libretillo que, de tanto ojearse -y hojearse- quedó reducido pronto a ese polvo eterno que nos aguarda.
Como eran tiempo de no demasiada disponibilidad en todos los aspectos, nunca pude asistir al musical con Camilo Sesto pero sí, milenios después, en el Infanta Leonor, a la representación de Jesucristo Superstar con Miquel Fernández e Ignasi Vidal como Jesús y Judas. Creo recordar que era en 2007. En una de las canciones, volvemos a esas letras que nunca se olvidan, se decía… “Cuéntanos, dinos lo que va a pasar. ¿Por qué queréis saber? Olvidaros del futuro, no penséis en más allá. Ved en mí sólo el presente. El mañana ya vendrá”. Y también… “Basta ya de angustias, deja los problemas, olvida las penas. Yo sé que nada va a pasar. Todo estará en paz”. Ideas que reconfortan cuando se escuchan en esa edad que antes mencionaba, que dejan pasar las inquietudes por el futuro que se ve acercarse y para el que se necesitan pautas y llaves para accionarlo y hacerse con él. En cierto modo aquellos compases de Godpsell y de Superstar fueron parte de ese aprendizaje que nos hizo crecer. “Todos tenemos algo por lo que estar vivos” se canta en Godpsell y así es. Se cerró el telón del Salón de Actos de Maristas en los setenta, se apagó la luz de la pantalla del Palafox y fuimos saliendo del Infanta Leonor, pero la música, el espíritu, la idea, el sentido, el acorde, esa ligera presión cerca del corazón o incrustada en la retina nos acompañaron, nos acompañan y vuelven una y otra vez como en una gira perenne para la que siempre tenemos las mejores localidades frente al escenario. Gracias, Antonio Banderas, Emilio Aragón, Ted Neeley, Norman Jewison, Juan del Arco, Miquel Fernández, Jaime Azpilicueta, Andrew Lloyd Webber, Camilo Sesto, John-Michael Tebelak, Stephen Schwartz… y tantos otros. Sin olvidar al Hermano marista Ignacio Polón que nos impulsó al cine y a aquella muchachada del primer COU mixto de la historia del colegio. Ahora todos podríamos cantar aquello de… “¿Where are you going? ¿Can you take me with you? For my hand is cold and needs warmth” (¿A dónde vas? ¿Puedes llevarme contigo? Porque mi mano está fría y necesita calor.) “Let me skip the road with you. I can dare myself” (Déjame hacer el camino contigo. Puedo atreverme…)
Y el camino frente al que nacíamos de nuevo, se abrió. Y por él circulamos. ¿No escuchas la música de fondo?

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