Mi colaboración en DIARIO JAÉN ayer sábado 28 de septiembre.
Tras el
telón del olvido.
(Teatro en el Día Mundial del Alzheimer)
Pedro
Antonio López Yera
La recoleta Salala Paca nos ha
dejado, con motivo del Día Mundial del Alzheimer, una pincelada de ese humor
con ácido retrogusto que te deja la sonrisa congelada y el alma en vilo. Se
trata de la representación de “Llévame a Benidorm”, con Rocío Solís y Alejandra
Guiol en los papeles de esas dos ancianas, Mila y Luisa, que luchan con el
recuerdo, la realidad pasada, inventada o soñada y se mecen en sus propias
vivencias aderezándolas con lo que nunca fue, lo que pretendieron que fuera y
lo que realmente vivieron y sufrieron en esas “carnes” ahora diluidas entre
menús de residencia, músicas que las transportan y las zarandean o fotos de
quienes pasan a ser héroes de la pantalla a latido cercano aunque olvidado.
Las actrices, en un colorido
juego entre la contención y el desenfreno buscado, nos hacen atravesar sus
vidas dejándonos, entre el resquicio que permanece virgen en sus neuronas
“alteradas”, ser partícipes en su viaje hacia una Arcadia disfrazada de paraíso
para “ancianos” que no es sino la Benidorm de los folletos de agencia
turística.
Pero entre esa vorágine de huida
hacia adelante nos topamos con los destellos de un recuerdo que tiene páginas
literarias y miradas a las pantallas de un cine que les dejó huella. A ellas y
a nosotros, los espectadores.
Así nos enteramos que Mila fue
profesora de Lengua, de “Lenguas muertas” como ella misma comenta entre rictus
de amarga risa contenida. Y de esas vivencias brota Shakespeare en mitad de un
diálogo que termina con un doloroso grito: “Tengo mucho que decir, pero no
encuentro las palabras”. “Y un tapón en el pecho que me impide soltarlas”.
Otro de sus flashes tiene
celuloide prendido: Desde Thelma y Louise hasta el monólogo de Roy Batty (el
replicante interpretado por Rutger Hauer) en Blade Runner, el recuerdo camina a
golpe de fotograma e impulsa a las protagonistas a escapar de su realidad casi
carcelaria con el convencimiento de que vivimos, viven, en la memoria del otro,
de la compañera con la que lo vivido tiene siempre sentido a pesar de estar
desdibujado por la enfermedad. Quizá el planteamiento nos hace afirmarnos en
esa idea: la memoria tiene sentido cuando se comparte y se enfrenta a la
¿realidad? que solo tiene valor, precisamente, cuando eso sucede.
Indefectiblemente, al cerrar los
ojos por un instante, el espectador -me reconozco en esta afirmación- recuerda
otras visitas al mundo del olvido en escenarios y pantallas. No hace demasiado
el excelso José María Pou desgranaba en “El Padre” la historia de alguien que
ve poco a poco desaparecer lo que ha dado soporte a su vida. Un papel que ya
había interpretado Anthony Hopkins en el cine.
Otra película inolvidable, con
una Julianne Moore en estado de gracia es “Siempre Alice”. Una profesora
universitaria, esta vez de Neurología en contraposición con nuestra Mila, que
enseñaba Filología, y enfrentada a la lenta pero paulatina pérdida de identidad
mientras nos la cuenta en primera persona.
El trío Héctor Alterio, Norma
Aleandro y Ricardo Darín también luchan contra el Alzheimer en “El hijo de la
novia” y Bruce Dern, en una iniciática -por cuanto casi no tiene relación con
el hijo que lo acompaña en esa road-movie que es “Nebraska”- navega también por
el recuerdo a lomos de las cuatro ruedas que podrían enfrentarle a una realidad
no siempre concordante con lo esperado.
El amor de pareja también, o
especialmente, se ve envuelto en la difícil tesitura de enfrentarse al olvido. Julie
Christie, en “Lejos de ella” acaba de celebrar las bodas de oro cuando se topa
con el Alzheimer progresivo. ¿Supera la prueba a fuerza de cariño y
comprensión?
Hablábamos antes del recuerdo
musical de Mila en su residencia, “Los Panchos, otra vez, no…” y también
partiendo de la música recordamos -buen verbo si hablamos de este tema- a la
primera película como director de Dustin Hoffman. Estamos en una residencia, de
nuevo, en la que conviven viejas glorias de la música cuando una de ellas
empieza el lento declive del olvido. Sus
compañeros deciden ayudarla más allá de los celos, rencillas y envidias que
acarrearon en sus vidas profesionales. Michael Gambon, Billy Connolly, Tom
Courtenay, Pauline Collins y Maggie Smith nos deleitan en “El cuarteto” con el
concierto de sus vidas. Aquí, como en “Llévame a Benidorm”, el humor equilibra
y ayuda a entender el drama que rodea la historia.
Un giro a la historia más o menos
reciente lo encontramos en “Remember” de Atom Egoyan. Vemos a un judío de 90
años, superviviente del Holocausto y con evidentes síntomas de la enfermedad
que se empeña en encontrar a un criminal de guerra nazi que fue responsable de
la muerte de su familia. Una vez más, la realidad puede distar mucho de lo
imaginado.
Una entrañable cinta, ¿Y tú quién
eres?, Manuel Alexandre y José Luis López Vázquez se encuentran en una
residencia, escenario reincidente, donde sus vidas van a cambiar. Se da la
circunstancia de que el director, Antonio Mercero, ya tenía a su vez, síntomas
del Alzheimer y tuvieron que ayudarle a terminar la película.
El listado sería interminable y
Mila y Luisa están ya preparándose para su viaje mientras un universo de
estrellas vestidas de pompas de jabón baña sus sueños. Para terminar el
recorrido me quedo con aquel robot que protagoniza “Un amigo para Frank” con Frank
Langella que es un enfermo a quien su hijo regala este simpático acompañante
mecánico para que le cuide. Un personaje clave en la historia es Susan
Sarandon, la bibliotecaria. Y con ella cerramos el círculo con la Louise de
“Thelma y Louise” que con Geena Davis¡, Thelma” sirven en cierto modo de modelo
al viaje de nuestras Mila y Luisa hacia el soñado Benidorm con el acordeón de
María Jesús de fondo.
Ya lo dice Luisa…” Yo me parezco
un poco a Susan Sarandon” provocando la risa de Mila. Y cuando el telón del
olvido está a punto de caer, nuestras protagonistas nos anclan al asiento
mientras susurran al universo que “ninguna supernova pide permiso para explotar”.
Y, en efecto, nuestro aplauso,
puestos en pie, explota mientras la luz del escenario y la de Mila y Luisa, se
apagan.
Otro éxito que añadir a la
programación de Salala Paca que ya nos invita a próximas experiencias como la
exquisita “Florence Foster, la peor cantante d ópera del mundo” con Amada
Santos y Oliver Gil.
Estaremos atentos. Siempre hay
una sorpresa detrás del telón. También nosotros hemos visto “cosas que vosotros
no creeríais”, escenarios abiertos más allá de Orión, rayos-C brillar en la
oscuridad de las tablas iluminando a actores entregados… Todos esos momentos no se perderán en el
tiempo, como lágrimas en la lluvia. Son ya parte inseparablemente unida a
nuestra conciencia de espectadores adictos al teatro. Es tiempo de vivir. ¿Nos
vamos con vosotras e Benidorm?