martes, 13 de enero de 2015

Campeones del futuro.


 
Con apenas una semana de diferencia acabamos de conmemorar el Día de la Infancia y el de las Enfermedades Neuromusculares.  La mayoría de estas dolencias son de las consideradas “raras” y aunque su aparición puede producirse en cualquier etapa de la vida, más del 50% aparecen en la infancia. No podemos desfallecer en la lucha. El futuro, en los ojos de esos chavales que diluyen su infancia en terapias y hospitales, merece de todo nuestro empuje y ellos, más. Hay asociaciones como ADANCER (Asociación de ayuda a los niños con enfermedades raras) que se dejan la piel por conseguir que cada hoja del calendario traiga una nuevas soluciones, tratamientos, esperanzas y ahí queda el caso de Elena Velasco que, a sus nueve años, se asomó a estas páginas recientemente.

Hoy quiero dedicar estas palabras a Álvaro, un chavalillo de familia linarense con quien tengo el honor de compartir una de esas “feas y raras” enfermedades, la Miastenia Gravis. Hace poco su padre, Alfonso, contaba con un nudo en la garganta la pregunta que le había hecho: ¿Papa,  por qué yo no puedo ser como los demás niños? Y la respuesta, en sus labios, tiene ese don, ese sentimiento que es capaz de empujarnos a sonreír a la vida, de sabernos fuertes en la lucha, de estar seguros de que alguien a nuestro lado nos comprende, nos respeta, nos tiende su mano, su mirada, para ser todos compañeros de viaje. Esa opción de ser iguales, de estar integrados, de tener el mismo futuro, es de vital importancia. El cariño, la comprensión, el apoyo, la mano extendida son un soplo que nos da alas, nos ilumina el camino y nos reconforta como el más efectivo de los medicamentos.  Álvaro escuchó en ese momento lo que todos los niños deberían oír: “Tú siempre podrás hacer lo que quieras, eres igual que todos, eres mi “campeón” y el que todos los días me enseña cómo superarme y ser mejor.  Tú te superas día tras día. No pierdas nunca esa felicidad que tienes pues para nosotros no solo eres un niño como los demás, eres mucho más. Eres el mejor”

La mezcla de enfermedad con infancia es una crueldad sin sentido y, quizá, podría paliarse   con la solidaridad, la amistad, el calor humano que también funcionan.

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