martes, 13 de enero de 2015

Honorables desafueros


 
Decía Mary Poppins una frase legendaria que lo arreglaba todo: “Supercalifragilisticoespialidoso”. Hoy, a la vista de nuestro presente político, quizá habría que cambiarla por “Pujobarcecotimatafabra”. Si uno pronuncia tres veces esa palabra mágica frente a un espejo, aparte de ver desfilar en gloriosas fotografías oficiales las caras de Pujol, Bárcenas, Cotino, Mata, Fabra y un largo etcétera de prohombres entregados ¿al servicio de la comunidad?, es posible que por arte de birlibirloque sus cuentas bancarias aparezcan domiciliadas en algún exótico paraíso fiscal, por ejemplo, mientras bastantes ceros las engrosan hasta lo indecente.

Otra frase de ascendencia bíblica también podría servirnos para desenvolvernos en el fangoso horizonte en el que se recortan las figuras de nuestros ¿servidores? Públicos: Poco antes de que Sodoma y Gomorra sucumban ante el fuego purificador, oímos ¿Y si encuentro a un solo justo, Señor? Sustituyamos “justo” por “honrado” y alcemos la voz. Políticos honrados, de los que se dejan la piel en actitud de entrega y servicio debe haberlos, sin duda, pero nuestra tozuda mente se empeña en dudarlo a la vista de lo que vomitan noticiarios de imagen y papel día tras día.

Cuando aquellos que ostentan el adjetivo “honorable” caen en el desafuero, ¿qué nos queda? ¿Qué alma de comisión rapiñadora atesoran? ¿Con qué cara se nos han presentado en Parlamentos, mítines o elecciones? ¿Qué milongas nos han contado? ¿Qué les movía en su carrera política?

Son preguntas que duelen con solo plantearlas. ¿En quién podemos confiar? No todo el variopinto catálogo de políticos es de esta ralea pero necesitamos una señal que nos haga ver la luz, saber que hay alguien que luchará por nosotros y no por sus bolsillos. Quiero, queremos, creerlo. Alguien de vida y bagaje transparente en quien depositar nuestras ilusiones y nuestro voto. Alguien que no solo nos diga lo que queremos oír. Alguien con vocación de lucha por los ciudadanos de a pie. Alguien que sea honorable sin mayúscula.

Ojalá esas nuevas caras que se asoman estos días al panorama político sean capaces de regenerar el sistema. Todos lo necesitamos.

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