domingo, 13 de octubre de 2024

Luna

 



Luna, amiga, agradezco ese rayo que me envías cada noche y que va guiando mi mano en estas cuartillas preñadas, aunque ellas no lo saben, de versos que solo bajo tu influencia van apareciendo, brotando de una nada de la que tanto sabemos tú y yo. Luna, contigo la noche es más plácida y tiene esa iridiscencia que me hace sentirme una contigo. Es tu luz, prestada pero bien interiorizada, la que me hace abrir los ojos y sentir que las palabras nacen sin esfuerzo, cálidas, burbujeantes, bailando con tu huella en la noche. Tras el crepúsculo espero ansiosa todos los días tu guiño allende mis cristales. Te veo, te hablo, te escucho. El rumor de tu audaz movimiento por las sendas celestes, lejos de distraer mi búsqueda del verso, me impulsa con su ritmo, con su peculiar latido astral hasta hacer que mi mano plasme ese universo que me ofreces. Luna, ¿qué haría yo sin ti?

Dedicado a todas mis amigas “dadas” al bello arte de la escritura, sacerdotisas del verso, vestales aupadas al Olimpo de la poesía: Mari Angeles Solis, Lola Fontecha, Teresa Viedma, Rosario Sabariego, Isabel Rezmo, Rocío Biedma... y tantas otras.

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