Mi columna de Opinión en
DIARIO JAÉN.
Viernes 11 de octubre. 2024. ¡¡ Siempre con la lectura!!
Páginas vs. Pantallas.
Pedro A. López
Yera
Sí, lo sabíamos. Tantos años de
compartir aula con chicos y chicas nos ha permitido a los docentes, como en
otros aspectos a las familias, desarrollar un especial sentido respecto a la
lectura.
En estos momentos en los que la
inmediatez del mensaje, de la noticia, de las redes predispuestas a olvidar
medio segundo después lo que se ha leído, satisface encontrar estudios que
aclaran que “los alumnos y alumnas que “consumen” libros, obras, de más de cien
páginas llevan mucha ventaja en cuando a comprensión lectora”. En esta sociedad
actual es necesario recordarlo.
Esa ventaja a la que aludíamos
antes llega a ser equivalente a todo un curso académico. Si se manejan, leen,
textos complejos se comprenden mejor los textos lineales. Y, no solo eso, se
adquieren claves con las que extraer de forma más adecuada, válida y exitosa
informaciones para las que se necesite combinar fuentes múltiples, incluso
contradictorias. Pensemos en la dificultad de enfrentarse a cualquier dato relevante
extraído de internet. La discrepancia entre lo buscado será directamente
proporcional al número de fuentes consultadas. Y he ahí la necesidad de esa
“Lectura” que abrirá las claves del propio conocimiento y, por tanto, de la
construcción de un ciudadano crítico, conciliador y escudriñador entre
realidades, hechos, y opiniones siempre interesadas.
¿Podemos conseguir los docentes
en solitario despertar o, al menos, impulsar y favorecer ese afán lector?
Obviamente, no. Las evidencias implican a las familias y al ambiente en que
cada chaval de desarrolla. Hay estudios que indican que más del 20% de las
habilidades lectoras y, por tanto, del “disfrute” lector provienen de factores
medioambientales que engloban a su círculo familiar. Nunca nos cansaremos de
proclamar a los cuatro vientos que ver leer a un padre, a una madre, a un
hermano mayor, es, junto con el disponer en el hogar de un cierto número de
libros o, en su defecto, promover el acceso a bibliotecas cercanas, es una de
las mayores y mejores acciones con que “educar” a ese niño o niña que, tal vez,
navega con más intensidad por pantallas que por páginas.
Leer no puede ser efecto de la
obligación escolar, al menos no en toda su extensión. Sobre esa sugerencia
lectora del aula ha de sobrevolar el propio interés y no solo en obras,
digamos, literarias. Novelas, cuentos, libros divulgativos adecuados a la edad
y, por supuesto, comics son escalones que, poco a poco, harán subir la propia
personalidad y formar niveles de superación que influirán después, incluso, en
la vida profesional.
Si los niños son pequeños hay una
actividad ideal que nos acompaña desde el inicio de los tiempos: leerles en voz
alta, dramatizar en pequeña escala lo que les estamos contando, hacerles
participar con preguntas sobre tal o cual personaje si ya tienen suficiente
edad, jugar después a pensar qué podría haber pasado si cambiara un detalle del
cuento, etc. Y ahí son los padres y madres, las familias, quienes tienen que
tomar conciencia de ser los capitanes del barco lector en el que navegarán sus
niños posteriormente.
Hay más protagonistas que pueden
formar parte de la historia: abuelos, primos, hermanos, amigos, todos pueden ir
remando hacia el hábito lector y hacer paradas en la propia biblioteca de casa,
en la del colegio, en la municipal y también en las librerías. Cuando el niño
nos acompaña y nos ve ojear y hojear libros, aspirar ese aroma que desprende el
papel, observar portadas, lomos, colores, anuncios de nuevas ediciones, sentirá
que ese mundo al que sus padres pertenecen es también el suyo. No será necesario
que leer se convierta en una tarea escolar gravosa, obligada y dura. Al
contrario, fluirá lenta pero incansablemente su espíritu lector. Podemos,
incluso, dejar que ellos elijan sus propios libros al principio, indicándoles
muy suavemente alguna pista que no les obligue, sino que les haga decidir por
sí mismos. Llegarán, sin duda, a su propio criterio lector personal. Leer es un
excelente pasaporte hacia el futuro.
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