Mamá, ¿dónde estás?

¿Dónde están mis padres? ¿Y mis hermanos? Estoy solo. Miro a mi alrededor y no veo a nadie. Tras la explosión no oigo bien, pero creo que el único ruido que me parece escuchar es el de las paredes que crujen, las pocas que han quedado en pie. No sé quien manda las bombas ni por qué las dejan caer. No sé quien no nos quiere ni por qué. No sé qué podemos haber hecho ni cuándo podré volver a abrazar a mi familia. Tengo frío y hambre. Hay mucho polvo y me cuesta respirar. Las lágrimas me saben más amargas todavía cuando me llegan a los labios. Arrastran no solo todo lo que se me ha ido pegando a la cara con las explosiones sino también el dolor y la desesperación- ¿Qué voy a hacer? ¿Dónde voy a ir? ¿Tengo alguna culpa de todo esto? Ayer estaba con mis amigos en la escuela que se ve allí al fondo. Hoy ya no existe y creo que muchos de mis amigos tampoco. Necesito ayuda, pero ¿quién va a prestármela? No queda nadie. O casi nadie. Solo soy un niño. Un niño en mitad del infierno. Un niño solo frente a una vida en la que no sé si sobreviviré. ¡Mamá! ¿Dónde estás?Pedro A. López Yera
Qué pena!! En verdad, Pedro qué desconsoladora imagen de un niño perdido entre la incomprensión de un mundo injusto, en guerra, y qué terribles reflexiones ante la hecatombe que vislumbra. La verdad es que tus preguntas en forma de un existencialismo triste son conmovedoras y encima de difícil respuesta ante un mundo egoísta y desafiante. Lo malo es que reflejan la auténtica realidad de este mundo que por desgracia ahora estamos viviendo. Aparte de la pregunta final que se hace el niño, yo añadiría a muchos dirigentes políticos...dónde está vuestra sensated y compasión en este mundo loco e insensible en el que estamos viviendo?
ResponderEliminarCando me tocan a un niño en situación de vulnerabilidad, noto que se encoje el corazón. Toca ayuda, no solo a los políticos, también cada uno además de expresarse, debemos de ayudar en la medida de lo posible.
ResponderEliminar