Hoy me ha dado por recordar mi vieja Olivetti
Valentine. Un "fósil" que guardo como un tesoro aunque hace mucho tiempo que fue sustituida primero por una máquina eléctrica y luego por el ordenador. En realidad mientras fue mi instrumento de trabajo para los trabajos escolares y mis primeras incursiones en la docencia nunca la consideré una pieza de museo pero cuando la vi expuesta en un viaje a Nueva York en el
MOMA y también en el Museo de Artes decorativas de Madrid supe que aquel regalo de mis padres cuando acabé de aprender mecanografía en una sórdida academia de verano es un tesoro en toda la extensión de la palabra. La Valentine, como podéis ver en la foto que os adjunto, es un famoso modelo de máquina de escribir portátil lanzada por Olivetti por primera vez en 1969. A mi casa llegó en los primeros setenta aunque ni mis padres ni yo mismo sabíamos entonces que fue diseñada por Perry King y Ettore Sottsass y que acabaría convirtiéndose en un clásico en la industria del diseño.
Estos dos "padres de la criatura" decidieron que el diseño también debía ser sensual y excitante y para ello adoptaron para la maquina el color rojo de la bandera comunista, de la sangre y de la pasión.
Los carretes se ajustaban con unos vistosos botones de color naranja que contrastaban con la carcasa.
Todo un lujo que de vez en cuando desempolvo y admiro mientras me veo a mi mismo escribiendo en ella. Una vez me ofrecieron dinero por ella. Pero sigue conmigo.
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